Electropuntura

La electroacupuntura surgió en la década de los 60 en China dentro del marco del tratamiento del dolor, en especial del dolor crónico, y de distintos trastornos neurológicos. Como indica su nombre, no es más que una forma de acupuntura en la cual se hace pasar una pequeña corriente eléctrica entre las agujas.

 

Se basa en los mismos principios que la acupuntura tradicional, y es una técnica complementaria fundamental en el tratamiento del dolor o de las parálisis, aunque tiene muchos más campos de aplicación.

 

A diferencia de la acupuntura, la electroacupuntura en vez de realizar una estimulación manual, utiliza un aparato que aplica impulsos electromagnéticos en forma de corriente eléctrica sobre pares de agujas situadas en puntos de acupuntura, meridianos u otras zonas del cuerpo. En contra de lo que pudiera pensarse en un primer momento, la electroacupuntura no es dolorosa, sino que la sensación percibida se asemeja más a un cosquilleo, ya que la intensidad del estímulo se puede graduar y adaptar a la tolerancia del paciente con mayor fineza que con la estimulación manual.

 

La electroacupuntura también puede combinarse con otras técnicas acupunturales conjuntamente, como la craneopuntura o la auriculopuntura, y permite el uso posterior de técnicas complementarias importantes, como con las moxas, el tui-na, las ventosas, etc.

 

 

Beneficios de esta técnica:

La electroacupuntura tiene un efecto analgésico superior a la acupuntura tradicional y puede potenciar los efectos de la técnica manual cuando se utiliza para tratar problemas distintos al dolor al intensificar la acción y el efecto de los puntos de acupuntura.

 

Los efectos terapéuticos principales de la electroacupuntura se encuentran en la rehabilitación funcional, neurológica y muscular, y por supuesto en la producción de analgesia o anestesia. En relación al aparato locomotor se utiliza en la recuperación de lesiones postraumáticas, rehabilitación funcional tendinomuscular y nerviosa, inflamaciones de tejidos blandos, tensión muscular y contracturas, atrofia muscular y dolor en general.

 

Es notablemente eficaz en el tratamiento de lesiones deportivas, lumbalgias, ciáticas, parálisis facial, parálisis periféricas o neuropatías periféricas. También está indicada en la rehabilitación de las secuelas post ACV (Accidente Cerebrovascular o Ictus), conjuntamente con las técnicas de craneopuntura (hemiplejia, hemiparesia, hipoestesia, espasticidad). También hay estudios sobre la eficacia de la electroacupuntura en el tratamiento de enfermedades de la piel como el acné, cólico renal, o la náusea aguda causada por medicamentos contra el cáncer.

 

Los posibles efectos secundarios de la electroacupuntura, cuando se aplica con seguridad y por un profesional cualificado, son los mismos que con la acupuntura: durante el tratamiento suele experimentarse hormigueo en la zona afectada acompañado de calor. El mayor riesgo es la aparición de algún pequeño hematoma (como puede ocurrir con cualquier inserción de aguja), en especial en pacientes que están en tratamiento con anticoagulantes como el Sintrom.

 

La electroacupuntura está contraindicada en pacientes con marcapasos o en la proximidad de prótesis metálicas, en zonas de la piel donde hay heridas abiertas o lesiones (en estos dos últimos casos se realiza un tratamiento distal a la lesión), y por precaución en mujeres embarazadas.